Méndez se
convirtió en "accionista mayoritario del banco" Caixa Galicia al
superar el caso Cortés (3)
Siguiendo el
relato del post anterior ["José Luis Méndez
tocó la gloria porque Caixa Galicia era un pilar del gotha galaico"], es obligado
recordar que para construir la gran Caixa Galicia el ex director de la
entidad cultivó con esmero las relaciones con el presidente de la Xunta, Manuel Fraga Iribarne (1998-2005)
y con el alcalde de A Coruña, Francisco Vázquez
Vázquez (1983-2006);
con el primero lo hizo sólo por vías institucionales, pues la caja coruñesa se
implicó en un amplio abanico de iniciativas de la Xunta prestando apoyo
financiero.
Con el segundo,
el ¿socialista? Vázquez, la relación tuvo, además de
los vínculos económico-institucionales, calado personal, en la que además
subyacían intereses privados por ambas partes [en este
punto es obligado recordar que Vázquez, vía matrimonial, tenía y tiene
intereses empresariales, sobre todo en el sector inmobiliario; si bien el
regidor también participó, vía gananciales, en una iniciativa en el campo de la
energía eólica].
Por amistad, en el 2005 la caja de Méndez contrató como secretario general de la corporación industrial de la entidad (CxG) al yerno de Vázquez, Luis Arrachea de Miguel, un joven licenciado sin apenas experiencia profesional que por arte de birlibirloque pasó a compartir las más altas responsabilidades de gestión de CxG con Yago y José Luis Méndez Pascual, hijos del gran hacedor.
Por amistad, en el 2005 la caja de Méndez contrató como secretario general de la corporación industrial de la entidad (CxG) al yerno de Vázquez, Luis Arrachea de Miguel, un joven licenciado sin apenas experiencia profesional que por arte de birlibirloque pasó a compartir las más altas responsabilidades de gestión de CxG con Yago y José Luis Méndez Pascual, hijos del gran hacedor.
El acceso de
ese triunvirato a la cúpula de CxG supuso la marginación de profesionales de
Caixa Galicia (economistas y abogados) que poseían mayor capacidad y que, esto
es lo más importante, tenían un conocimiento cabal de la realidad económica
gallega. Esas y otras contrataciones y decisiones generaron inquietud, pero la
élite económica de la sociedad coruñesa y de la gallega en general --en la que
eran numerosos los beneficiados o protegidos por Caixa Galicia-- transigió pese
a que, en rigor, el episodio hubiera sido un escándalo en cualquier país serio
que respete las entidades de Derecho público.
No obstante, el
gotha socio-económico de Galicia ya estaba curado de espantos y, además, parte
de sus miembros se han enriquecido gracias a la perversa gestión de entidades como las cajas de
ahorros...
En su fuero
interno José Luis Méndez sabía que podía contratar a sus hijos y fichar al
yerno de Vázquez sin que casi nadie le reprochara nada. Tenía pruebas
contundentes de que era inmune,
pues a finales de los años noventa había superado con nota el caso Cortés;
escándalo tanto o más grave que el caso Buxeres.
¿Qué
ocurrió? El asunto tiene miga. En 1999,
la propia Caixa Galicia se autodenunció ante la autoridad judicial, para lo que
fichó a Carlos Bueren [ex magistrado de la Audiencia Nacional], por la
desaparición de 1.200 millones de pesetas a través de la enmarañada red de
constructoras que ejecutaban trabajos de reforma en las oficinas de la caja. A
la pérdida de dinero se sumó la de una serie de obras de arte compradas por la
caja y que, curiosamente, resultó que estabanalmacenadas en la residencia privada de Jesús Manuel García Cortés, que
era uno de los más estrechos colaboradores de Méndez [fuentes de la caja
han precisado que era la mano derecha de “el amo” o “el dueño”, apodos por los
que era conocido Méndez entre numerosos empleados de Caixa Galicia].
Un
oportuno arreglo extrajudicial
El expediente
judicial fue tramitado por el titular del Juzgado número 6 de los de A Coruña
(diligencias 2731/1999); pero para sorpresa de todos --incluido el juez
instructor-- el sumario fue despachado con un arreglo entre el prestigioso
abogado contratado por la caja, Bueren, y el ministerio fiscal [aplicando el famoso y para algunos
utilísimo procedimiento abreviado], por lo que el presunto autor de la desaparición del dinero, García
Cortés, fue condenado a una pena menor (20 meses, lo que permitía que no
ingresara en prisión) y al pago de una indemnización por responsabilidad civil [subrayo las palabras presunto autor porque el arreglo impidió indagar el
asunto con mínima profundidad].
Para
más inri, ya en el 2002,
otra decisión judicial causó sorpresa mayúscula entre los profesionales del
Derecho de Galicia: el Juzgado de lo penal número 1 de A Coruña puso el punto
final al singularísimo caso Cortés al aceptar ambas partes, ¡también la fiscalía!,
la renuncia del denunciante, Caixa Galicia, a resarcirse por la vía de la
responsabilidad civil.
A la postre, la desaparición de cientos de millones --nunca se ha llegado a saber con exactitud la cantidad--, aquí paz y después gloria...
A la postre, la desaparición de cientos de millones --nunca se ha llegado a saber con exactitud la cantidad--, aquí paz y después gloria...
El
arreglo extrajudicial fue diseñado por Bueren, como técnico del Derecho, y
pergeñado por José Luis Álvarez Naveiro, otra de las manos derechas
de Méndez en la caja; según informó en su día el periodista gallego Julián Rodríguez Moscoso, que
muy probablemente --exceptuados Bueren, García Cortés, Naveiro y Méndez-- es el
ciudadano que más sabe de lo que ocurrió.
Superado el
caso Buxeres y controlado el escándalo imputado a García Cortés, es
radicalmente lógico que José Luis Méndez López haya actuado a partir de
entonces como si fuera el accionista mayoritario, el presidente y el consejero
delegado de un banco privado, hasta el punto de colocar a dedo a sus hijos y al
yerno de su amigo Vázquez, entre otros y, lo que es más grave, decidiera o
permitiera enterrar casi 1.000 millones de euros en varias
constructoras, amén de otras inversiones sin retorno.
Pero esta es
otra historia, de la que ImP ofrecerá otra breve reseña en los próximos días.
1 comentario:
carlos bueren roncero.........
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