12 may 2012


Los globos sonda de la Casa Real

<em>Los globos sonda de la Casa Real</em>
Don Juan Carlos y el príncipe Felipe (I.C.)Paloma Barrientos 
La estrategia de comunicación desde el palacio de la Zarzuelarespecto a los desmanes empresariales del duque de Palma y sus socios en el Instituto Nóos va variando según aparecen nuevas informaciones. Oficialmente solo hay una línea de actuación, que consiste en mantener al margen a la Primera Familia del asunto y dejar que la justicia actúe con rectitud. Este es el modelo que ofrece y confirma el gabinete de trabajo que dirige Javier Ayuso, que cada poco tiempo tiene que organizar reuniones de urgencia, porque en cuestión de segundos es necesario crear cortafuegos ante nuevos frentes de amenaza.
Cuando no son cacerías innecesarias, la ocasión obliga a actuar ante titulares internacionales que colocan en España a dos reinas o dedican reportajes a las amistades peligrosas que frecuentaban los duques de Palma o el propio Jefe del Estado. Por ahora, solo se salva de la polémica el príncipe de Asturias, que está cumpliendo con el papel para el que ha sido formado desde la infancia.A la infanta Elena le tocó de refilón el accidente que sufrió su hijo Froilán. Las críticas se centraron con más fiereza sobre su exmarido, pero también le rozaron cuando muchos ciudadanos consideraron impropio de un niño de doce años jugar con escopetas, aunque la tradición familiar lo mande.
Todos estos desaires se producen en un ambiente de crisis social y económica grave, y donde la institución monárquica mantiene unas cotas de popularidad más bajas de su historia, según reflejan diferentes encuestas y sondeos. Si a estos capítulos desagradables se añaden los amagos de Diego Torres, socio e íntimo amigo de Urdangarin hasta que saltaron sus trapicheos empresariales, de tirar de la manta, la vida en Palacio se complica todavía más.
El altavoz mediático ya es imparable y los ciudadanos dan su opinión a través de las redes sociales, que recogen el malestar con respecto a las instituciones públicas, sus responsables y, ahora también, sobre la monarquía. Y es aquí precisamente donde ha cambiado la estrategia de Zarzuela. Lanzan globos sonda, esperan la respuesta del público y actúan en consecuencia para frenar la mala opinión general. Ejemplo de ello fue el referido a la componenda de Urdangarin y su socio para declararse culpables anunciando su firme intención de devolver todo el dinero supuestamente sustraído y aquí no ha pasado nada.
El revuelo que se organizó fue tan aparatoso, que la Casa del Rey filtró a los medios que no se había producido un acuerdo, sino que se trataban de meras conversaciones. Oficialmente: “Hay que dejar actuar a la justicia".
Cuando los rumores apuntaban a la existencia de una serie de correos cruzados entre los dos socios, que según Diego Torres podrían incriminar directamente al mismo don Juan Carlos y a la infanta Cristina, también se produjo una campaña de desinformación.Se convirtieron los mensajes en chantajes hacia el Jefe de Estado, algo que los ciudadanos de primeras nunca aceptarían. Así, ahora el procedimiento a seguir parece ser sondear el estado emocional del país y después actuar en consecuencia dependiendo de la reacción popular.

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