18 abr 2012


CASO REPSOL YPF:
CHINA DESPLAZA A ESPAÑA EN ARGENTINA
(publicado por el diario chino ZCZAICHINA)


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Como si fueran pocos los problemas internos que confronta España, Repsol (la segunda empresa más grande de la península ibérica) está empezando a perder su mejor negocio, YPF, que en el último año le aportó más de la mitad de sus ganancias. En lo que un analista afecto a las teorías conspirativas podría calificar como un maquiavélico plan pergeñado entre el gobierno de Argentina y la China National Oil Offshore Corporation (Cnooc), las provincias petroleras argentinas le han quitado a Repsol el 30% de las concesiones por no haber realizado inversiones necesarias para mantener la producción nacional de hidrocarburos.
También se puede ver el lado positivo: políticos de la oposición española y la misma Unión Europea se han unido para defender sus intereses comerciales más allá de sus fronteras y advierten duramente a la Argentina. Sin embargo, un país jaqueado y un continente en decadencia tendrán que dar dura batalla para contrarrestar la teoría de la evolución.
Está claro que en el negocio del petróleo no hay cándidos ni románticos. Tal vez se hayan manejado ciertos códigos éticos entre los inescrupulosos empresarios que se dedican a esta actividad desde fines del siglo XIX y los líderes políticos que responden a unos u otros intereses. Si así fue en algún momento, la aparición de China ha transformado definitivamente el mapa diseñado y rediseñado a placer por las gigantes de siempre, conocidas en algún momento como “las siete hermanas”.
Hoy en día se necesitan gigantescas inversiones para explotar nuevos pozos, debido a que son offshore o requieren de técnicas especiales de perforado. Una de las razones por las cuales el precio del petróleo se mantiene tan alto en medio de la crisis internacional es que las petroleras nos quieren hacer pagar por adelantado el costo de estas nuevas inversiones. Las empresas petroleras chinas son estatales y su gran ventaja es que China tiene cientos de miles de millones de dólares disponibles.
La historia de Repsol YPF no tiene desperdicio. A principios de los años 90, el gobierno justicialista de Carlos Menem comienza la feria de las privatizaciones. Las grandes empresas del Estado son ofrecidas al mejor postor, que en la mayoría de los casos resulta ser España. La empresa de teléfonos fue dividida en dos y una parte se la llevó Telefónica; Aerolíneas Argentinas quedó en manos de Iberia (sin poner ni un solo dólar); y en 1998 Repsol se quedaría con el 97% de YPF.
La privatización de YPF, que fue resistida por parte importante del oficialista movimiento justicialista, sólo pudo ser concretada tras el lobby realizado por el entonces gobernador justicialista de Santa Cruz (principal provincia petrolera) y presidente de la Organización Federal de Estados Productores de Hidrocarburos (Ofephi), Néstor Kirchner, y su esposa, la entonces diputada y actual Presidente Cristina Fernández.
A cambio de su apoyo, Carlos Menem se comprometió a entregarle 480 millones de dólares por retenciones mal canceladas a la provincia de Santa Cruz. El dinero fue depositado en el Banco de Santa Cruz, que (privatizado por Kirchner) quedó en manos de la familia Eskenazi. Aunque parezca mentira, esos 480 millones se fueron del país a través del Credit Suisse y nunca se supo qué pasó con ellos.
Los Eskenazi (con Enrique a la cabeza) son los mismos a los que Repsol YPF le vendería el 15% de sus acciones, a pedido del Presidente Kirchner en 2007. Y otro 10% más en 2011. En ambos casos, la operación fue realizada con préstamos del Credit Suisse y de la misma Repsol. Sí, así como lo estás leyendo: Repsol le prestó plata a Eskenazi para que le comprara parte de su propia empresa. El resto lo puso el mismo banco que había hecho desaparecer los 480 millones de dólares de Santa Cruz, el Credit Suisse. ¿Por qué Repsol le presta plata al grupo argentino para dejarle el 25% de la empresa que mayores beneficios le aporta? Porque a cambio Kirchner les permitía llevarse del país el 100% de las utilidades.
Del 2006 en adelante Repsol no realizó inversiones en Argentina para aumentar la extracción de petróleo, ya que repartía todos los beneficios entre los accionistas. Si bien tanto especialistas como políticos de la oposición alertaron sobre el peligro de que Argentina pasara de ser exportador a importador de energía, el gobierno (que desde 2003 está en manos de la familia Kirchner) ni siquiera se dignó a responder. En 2011 la importación de combustibles se comió todo el superávit comercial de la Argentina. Y comienza el fin para Repsol en el país.
Está claro que Repsol benefició a sus accionistas y perjudicó a la economía argentina al no realizar inversiones para aumentar su producción. Tan claro, como que lo hizo con aval del gobierno nacional. Tras el primer anuncio de quita de concesiones, Repsol respondió que había descubierto la más grande reserva de crudo del país. Pero empezar a explotarla requiere una inversión parcial de 10.000 millones de dólares y un total de 25.000 millones, justo en el momento en que el valor de la empresa cayó un 30%.
China entra en juego
Hasta acá hemos podido constatar las virtudes morales de empresarios, banqueros y líderes políticos. Ahora veremos en qué consiste el plan maquiavélico pergeñado por China y Argentina.
Argentina se encuentra de pronto sin efectivo disponible en gran parte debido a su déficit energético. Necesita con urgencia recuperar su producción petrolera, pero el gobierno no se encuentra en condiciones de presionar a Repsol ya que el país no cuenta con capital ni con tecnología como para suplantarla. Shell está en guerra con el gobierno desde hace años y no tiene intenciones de invertir más en el país. Esso vendió sus activos a la empresa “argentina” Pan American Energy (PAE se divide en 40% Cnooc, 30% British Petroleum y 30% familia Bulgheroni), la única empresa petrolera que está en condiciones de afrontar el reto de hacer lo que Repsol no hizo gracias a que cuenta con tecnología y financiamiento chino.
Para que el lector entienda de qué estamos hablando, es necesario aclarar que Santa Cruz y Chubut, las dos principales provincias petroleras, se encuentran en el sur del país y frente a sus costas están, casualmente, las Islas Malvinas, en poder de Inglaterra desde hace 180 años. En los alrededores de estas islas los ingleses manejan un importante negocio pesquero, pero en 2010 dos empresas británicas descubrieron interesantes reservas de petróleo en lo que es –excepto para los británicos- el Mar Argentino. Ese mismo año dos petroleras chinas (Cnooc y Sinopec) invirtieron más de 7.000 millones de dólares en Argentina.
Un año antes, la Cnooc había ofrecido 15.000 millones de dólares por Repsol. Y también en 2010, la Cnooc pretendió quedarse con los activos de British Petroleum (BP) en Argentina por otros 7.000 millones de dólares. La Cnooc hace la oferta tras el criminal derrame del Golfo de México, que según Obama iba a costarle a BP 20.000 millones de dólares. Esta multa iba a generarle a BP un importante desequilibrio financiero y por eso acepta la oferta de Cnooc. Sin embargo, finalmente Obama decide ser generoso con la petrolera británica y sólo se le impone una multa de 10.000 millones, así que finalmente BP rechaza la oferta. Por otra parte, la Cnooc es responsable, junto con su socia estadounidense Conoco, del derrame de la Bahía de Bohai, que contaminó una superficie similar a nueve veces el territorio de Singapur. La multa exigida por el gobierno chino fue de 158 millones de dólares.
En 2011, China cambia su embajador en Argentina y llega Yin Henmin, uno de los diplomáticos orientales que más sabe de América Latina, ex embajador en México y Perú. Hombre hiperkinético que cumple funciones de representante comercial, viajando de una provincia a otra, siempre presente en la firma de los innumerables acuerdos que se suceden entre gobernadores argentinos y empresas chinas. Desde su llegada al país, Yin ha insistido (cada vez que tiene oportunidad) en que China apoya a la Argentina en su reclamo de soberanía sobre las Islas Malvinas. Por nuestra triste experiencia, sabemos en Argentina que cuando un presidente levanta el estandarte de la soberanía de las Islas Malvinas (como lo hace actualmente la Presidente), es porque hay algún otro interés encubierto. Estamos empezando a descubrirlo.
En un momento de crisis económica, el gobierno argentino juega su carta nacionalista a ultranza estigmatizando a las decadentes monarquías de España y Gran Bretaña, las colonias que históricamente han espoleado su territorio. Pero, ¿cómo reemplazar a Repsol? La única en condiciones de hacerlo es la argentina PAE, pero un 30% de la empresa pertenece a capitales británicos que BP se negó a vender. ¿Y cómo se le explica esto a la población cebada de nacionalismo? Hay que encontrar otra solución.
El pasado 10 de abril, la Cnooc volvió a ofertar por YPF. Esta vez, gracias a la baja de la cotización provocada por la agresiva conducta del gobierno argentino (que se acentúa mientras escribo estas líneas), la oferta fue por 12.000 millones. En 2011, las ganancias de Cnooc fueron de 30.000 millones de dólares, lo que representa 2,5 veces la cantidad ofrecida por YPF y el 70% de las reservas internacionales de la República Argentina.
El secretario de Estado español para la Unión Europea (UE), Iñigo Méndez de Vigo, comentó el viernes pasado que si finalmente se produce la expropiación de YPF sería una “muy mala noticia para todos, pero también para la Argentina”. Y remarcó queromper las reglas de juego tiene un coste y Argentina se va a convertir en un apestado internacional”. Además, por si acaso, también aclaró que entre los inversionistas de YPF “están los americanos”.
Si bien el gobierno argentino cuenta con un aliado de primer nivel, tendrá que apelar a todas sus fuerzas creativas para salir airoso de este embrollo. Si la Cnooc compra YPF, los capitales chinos pasarían a controlar el 60 % del negocio petrolero del país, lo que atenta contra otra de las banderas del gobierno nacional que es la posición antimonopólica. Es por eso que (en concordancia con la política de asociaciones entre empresas chinas y provincias argentinas que estimula el gobierno chino) la Presidente quiere que sean las provincias las que asuman la propiedad de las concesiones que hasta ahora se le han quitado a Repsol y mediante acuerdos la Cnooc ponga el financiamiento y la tecnología para hacerlos producir. Y luego, paso a paso, la petrolera china irá ocupando el espacio que irá dejando vacío Repsol.

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