PROTESTA DE LOS TAXISTAS EN ESPAÑA
Toda protesta por los cauces democráticos y de forma pacífica es respetable, otra cosa es que la protesta goce de argumentos que la mantengan; la protesta de los taxistas contra la Ley Omnibus no tiene base ni soporte, pretenden seguir manteniendo un monopolio que perjudica la igualdad en el mercado sin razón de tipo alguno.
Los taxistas como los procuradores y otras profesiones de privilegio en España --farmacias, Escuelas de conductores, abogados etc--, desde tiempo inmemorial y en aras a que prestan un servicio público--nadie pone en duda que se regule, lo que se pone en duda es la limitación al trabajo en la profesión de todo el que quiera y pueda-- han puesto barreras a su competencia limitándola artificialmente desde los ayuntamientos por medio de las licencias y negociando descaradamente con una concesión que no les da derechos de mercadeo y compraventa, cometiendo delito continuado y agravado sin que nadie hiciera nada --ver los precios ilegales de venta de una concesión lo que supone un acto delictivo-- . Los taxistas no tienen derecho alguno a protestar para seguir manteniendo sus privilegios ilegales y que pretenden seguir con la discriminación que perjudica a todos los españoles y especialmente a aquellos que quieren comprarse un automóvil y dedicarse al noble oficio o profesión de ser taxista, es un derecho y además constitucional afirmado con rotundidad en infinidad de ocasiones, de seguir con los planteamientos de los taxistas nos llevaría no sólo a seguir incumplindo la legislación de la UE, sino a seguir con un absurdo que de generalizarse nos llevaría a limitar las cafeterías y a pasar éstas, como los taxis, de padres a hijos y de hijos a nietos, mermando y eliminando la libre competencia y el libre ejercicio de una profesión y a impedir la mejora de las especies o de la competencia.
Recuerdo en alguna ocasión cuando utilicé los servicios de los taxistas y pedía el servicio del taxi o vehículo que se encontraba en la cola de espera en el número cinco, era un audi el cual me iba cobrar lo mismo que un renault qu estaba de primero, al abrir la puerta me dice el taxista que ocupaba el puesto número cinco que no podía atender mi servicio que tenía que coger el primero, lo cual demuestra cómo se halla nuestra sociedad, prima y seguirá primando a los que menos se preocupan pero gozan de puestos afianzados por sus progenitores y que sin hacer nada ya les han reservado su licencia, ante aquellos que en aras de ser más socilitados y competitivos invierten en prestar más servicios, para mi no era lo mismo ir en un audi que en un viejo renault, además por el mismo precio, no me quedó más remedio por decencia que marcharme andando y con gran disgusto, España no puede permitirse para amparar a los que menos hacen ir avanzando en el furgón de cola, España, tiene la obligación de fomentar el progreso, y la competencia y la Ley Omnibus debe suponer y sin miedos un reto al igual que va a suponer la reforma de la Ley paraguas, y muy especialmente la reforma de nuestras universidades a través de la reforma de Bolonia --EEES--, no queda más remedio, el resto es la socialización de la miseria y de la pobreza.
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