6 nov 2011

Felipe González: del ‘clan de la tortilla’ a la ‘gauche caviar’

  • González ha salido al rescate de Rubalcaba/ EFE
    ADIÓS A LA CHAQUETA DE PANA

    Felipe González: del ‘clan de la tortilla’ a la ‘gauche caviar’


    Felipe González, ahora al rescate de Rubalcaba, dedica su retiro dorado al diseño de joyas y es un habitual de la ‘jet set’.

  • "En casa de Juan Luis Cebrián, cenando con el ex presidente español Felipe González”. Este indiscreto mensaje colgado el pasado 15 de octubre en Twitter por Arianne Huffingtonconfirmaba lo que era un secreto a voces, el romance que Felipe González mantiene desde hace años con la denominada izquierda exquisita. Sin embargo, a Felipe, profundamente celoso de su intimidad, no debió sentarle nada bien verse retratado de tal guisa –en plena cena, con los dientes teñidos de vino, luciendo un envidiable moreno y compartiendo mantel con una de las mujeres más influyentes del mundo, según Forbes–, por lo que poco después el tweet desapareció misteriosamente de la cuenta de la Huffington, exitosa comunicadora norteamericana y miembro del Consejo de Administración de Prisa.

    Pero este no es más que el último episodio de las estrechas relaciones que el ex presidente mantiene, desde hace años, con la beautiful. Un idilio que comenzó durante su última etapa en el poder –en la famosa bodeguilla de Moncloa donde se daba cita la flor y nata de la progresía patria– pero que se acentuó tras su retiro de la vida política que ha roto estas semanas para echar un capote a su camarada Rubalcaba.

    Sin embargo, el Felipe que el pasado fin de semana reapareció arengando a la parroquia socialista en Granada poco tiene que ver con aquel joven sevillano bien parecido que en los albores de la democracia encandilaba a las masas –sobre todo femeninas– con su brillante oratoria, su buen porte y su melena de rebelde. De esa época data la famosa foto del Clan de la tortilla. En la instantánea Felipe aparece junto unos jovencísimos Chaves, Guerra y otros treintañeros renovadores del socialismo junto a sus esposas degustando unas tortillas en un pinar de Sevilla. Una estampa campestre muy alejada de los veraneos en la República Dominicana, de los paseos en yate en Ibiza y de los almuerzos en los más exclusivos restaurantes que ahora frecuenta González junto a sus influyentes y adinerados amigos de la gauche caviar. Entre ellos destaca el multimillonario mexicano Carlos Slim.

    Cambiada la chaqueta de pana por las americanas a medida, poco queda ya de Isidoro –alias al que respondía en los tiempos del PSOE subversivo–, abogado laboralista, segundo de cuatro hermanos de una humilde familia de tratantes de ganado residente en una modesta barriada sevillana. Ahora, Felipe vive en el madrileño barrio de Salamanca, junto a su novia, Mar García Vaquero, 16 más joven. Allí tiene el ex líder socialista su espacio de trabajo donde diseña joyas a partir de piedras de ámbar que, aunque comenzó como un hobby, ahora se distribuyen por hasta 7.000 euros. La encargada de colocar los diseños hasta el momento era Elena Benarroch, peletera de cabecera de la beautifull progre. Sin embargo, Mar ha tomado el relevo y es la encargada de vender las sortijas, collares, bolsos y hasta ceniceros de pedrería que pule Felipe y que lucen desde Cristina Garmendia o Trinidad Jiménez hasta Bibiana Fernández o Loles León. Pero su mejor modelo es la propia Mar. De hecho, según cuentan, Felipe conoció a su actual pareja cuando portaba uno de sus diseños. Entonces, ella, ejecutiva de La Caixa, mantenía una relación con José Luis Cereceda, propietario del restaurante Zalacaín e íntimo de González. Ironías de la vida, el propio Cereceda compró a la Casa Real de Marruecos el terreno de Tánger donde ahora Felipe se construye una mansión.

    Otro destacado de la jet, Pedro Trapote, socio de discotecas como Joy Eslava o Pachá y habitual del socialismo nocturno, fue quien le presentó a Mar. En esa época, Felipe vivía en un inmueble de Trapote –marido de Begoña, hermana de Mar– cuando en 2008, tras su ruptura con Carmen Romero, abandonó el chalet de Somosaguas que ambos compartían. Aunque Felipe ya había coqueteado con la izquierda caviar, Mar terminó de introducir al socialista en la jet-set, donde más cómodo se siente ahora el que otrora entonara la Internacional puño en alto.

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