Los profesores se quejan de alumnos ignorantes y rebeldes
La mitad de los docentes cree que los estudiantes son cada vez peores -
La mitad de los docentes cree que los estudiantes son cada vez peores -
La mitad de los docentes de educación obligatoria estima que sus alumnos saben menos y se comportan peor que los de generaciones anteriores. Así lo opinan 42 de cada 100 maestros de infantil (niños de tres a seis años), 47 de primaria (de 6 a 12 años) y 62 en secundaria (12 a 16 años). Los datos se extraen de La situación de los profesores noveles 2008, una encuesta a 1.600 profesionales promovida por la Fundación SM y la Organización de Estados
Para una cuarta parte de los docentes los estudiantes no son mejores ni peores que los precedentes y la minoría optimista resalta que tienen más conocimientos (un 4,4%), son más felices (7,3%) y tienen un mayor sentido de la justicia (2,2%). "No es fácil adaptarse a las necesidades de una sociedad con cambios rápidos. Es distinta la relación con la autoridad, la manera de informarse o de convivir. Hay que resolver problemas de integración, de educación sexual...", explica Álvaro Marchesi, secretario general de la OIE. Pero, en su opinión, los niños son mejores en "capacidad para buscar información, en nuevas tecnologías, idiomas, espontaneidad, trabajo en equipo...".
"Los profesores tienen que entender que ya no tienen las llaves del saber. Que el niño se puede informar en muchas partes y él se tiene que ganar la autoridad", sostiene Pedro Rascón, presidente la Confederación Española de Asociaciones de Padres de Alumnos (CEAPA). Rascón reclama una mayor formación pedagógica de los docentes de secundaria y de los padres, que a veces no saben cómo actuar y son vistos como "intrusos" en los colegios.
Estos profesionales están contentos en su relación con sus compañeros, la dirección del centro y los chicos. Y, sin embargo, el distanciamiento con las familias es evidente. El 78% recuerda un buen entendimiento con los padres durante sus primeros cuatro años de oficio. Hoy, sin embargo, sólo puntúa en positivo un 66,7% de los novatos. "Cuando llamas a la casa de un chico problemático sus padres o están trabajando o te dicen que ya no pueden hacer nada con ellos. Y la mayoría cree que a sus hijos se les tiene manía. La gente deriva los problemas al profesor, cuando yo estoy tres horas a la semana con su hijo y ellos deberían establecer las normas", se lamenta Ana, profesora de secundaria en Ciudad Real.
Los veteranos valoran de los jóvenes su formación, entrega y entusiasmo y encuentran un pero: su falta de autoridad en las aulas. Ana lo reconoce a medias: "Es verdad que se mejora con los años, pero también depende de la personalidad de cada uno, o de que te vean guay. Por ejemplo, por tu manera de vestir".
Para una cuarta parte de los docentes los estudiantes no son mejores ni peores que los precedentes y la minoría optimista resalta que tienen más conocimientos (un 4,4%), son más felices (7,3%) y tienen un mayor sentido de la justicia (2,2%). "No es fácil adaptarse a las necesidades de una sociedad con cambios rápidos. Es distinta la relación con la autoridad, la manera de informarse o de convivir. Hay que resolver problemas de integración, de educación sexual...", explica Álvaro Marchesi, secretario general de la OIE. Pero, en su opinión, los niños son mejores en "capacidad para buscar información, en nuevas tecnologías, idiomas, espontaneidad, trabajo en equipo...".
"Los profesores tienen que entender que ya no tienen las llaves del saber. Que el niño se puede informar en muchas partes y él se tiene que ganar la autoridad", sostiene Pedro Rascón, presidente la Confederación Española de Asociaciones de Padres de Alumnos (CEAPA). Rascón reclama una mayor formación pedagógica de los docentes de secundaria y de los padres, que a veces no saben cómo actuar y son vistos como "intrusos" en los colegios.
Estos profesionales están contentos en su relación con sus compañeros, la dirección del centro y los chicos. Y, sin embargo, el distanciamiento con las familias es evidente. El 78% recuerda un buen entendimiento con los padres durante sus primeros cuatro años de oficio. Hoy, sin embargo, sólo puntúa en positivo un 66,7% de los novatos. "Cuando llamas a la casa de un chico problemático sus padres o están trabajando o te dicen que ya no pueden hacer nada con ellos. Y la mayoría cree que a sus hijos se les tiene manía. La gente deriva los problemas al profesor, cuando yo estoy tres horas a la semana con su hijo y ellos deberían establecer las normas", se lamenta Ana, profesora de secundaria en Ciudad Real.
Los veteranos valoran de los jóvenes su formación, entrega y entusiasmo y encuentran un pero: su falta de autoridad en las aulas. Ana lo reconoce a medias: "Es verdad que se mejora con los años, pero también depende de la personalidad de cada uno, o de que te vean guay. Por ejemplo, por tu manera de vestir".
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