EL CARNET POR PUNTOS Y LA FALTA DE PUDOR DE NUESTROS GOBERNANTES “UNA MÁS”.
Después de leer a nuestro estimado Ministro del Interior –conocido por el Portavoz que nunca Miente- no dejo de recordar a mi profesor de Derecho penal Stampa Bran el cual decia: “Conoceréis a un país no por su derecho constitucional sino por su derecho Penal”, y en estos momentos –venimos sufriendo esto desde hace tiempo, gobierne quién gobierne—se ha dispuesto penalizar igual que hacía el generalísimo Franco – esto no es nuevo—a todos los ciudadanos que rebasen en nuestras carreteras ciertos límites de velocidad y no se han parado a pensar el colapso que va a significar para nuestra torpe y arcaica administración de justicia esta norma legal; El paso sustantivo a la llamada ley de “todos a la cárcel” mediante la figura penal del Delito contra la seguridad del tráfico no va aparejada con la realidad social de nuestros vehículos infraestructuras y velocidad viaria, ni con la realidad de un proceder claro de la DGT, que monopoliza todo en aras de una pretendida actuación que intuimos beneficia sólo a unos cuantos –como hizo siempre-- y en términos monetarios no eficientista y legal (Gestores administrativos, autoescuelas etc . Ver acuerdo CNAE, sobre cursos de reeducación vial)
Pretenden con ello –dicen—disminuir los muertos en nuestras carreteras –infamia y engaño—y al lado no contemplan la realidad social y el pésimo estado de nuestra red viaria, de la falta de adaptación de las vías a la velocidad por la que se puede circular por ellas –pésimo y anormal señalización y acomodación de la velocidad—y pretenden que nuestros jóvenes tengan todos el permiso de conducir –a precios prohibitivos, excepto para los hijos de los políticos—pero los meteremos a todos en las cárceles y con ello solucionaremos el problema ya grave de por sí y en la actualiadad.
Cada día me quedo más perplejo, nuestros jóvenes –sin la norma en cuestión—están pasando a diario por los juzgados y muchos van a parar a prisión, y creo que es por algo muy importante y que no se tiene en cuenta: Nuestros jóvenes, nuestro pueblo, ya no cree en las normas que regulan la vida social, nuestros jóvenes pasan de todo y carecen de valores, debido a la falta de ellos en los encargados de dar ejemplo, mediante el que aprenden vicariamente; nuestros jóvenes ya no creen en la participación para cambiar o motivar el progreso social y todo ello debido a la falta de ejemplos positivos y moralizantes, sobre todo de los encargados de legislar, ejecutar y juzgar, todo, todo es barriobajero y en interés de los que mandan y en perjuicio de los que obedecen.
Dicen, los sabios: “Un pueblo que carece de sentimientos y de amor a sus leyes y a sus encargados de mantenerlas es un pueblo en decadencia”, esto es lo que han logrado en la actualidad ,una clara y franca separación o divorcio, entre el pueblo y la clase dirigente política, los cuales sólo llaman al pueblo en período electoral para –alejados de la realidad—prometer para y luego olvidarse de lo prometido y del pueblo que los legitima, en fin para obtener grandes patrimonios dejando a nuestros jóvenes abandonados y sin un hueco –aunque sea de cuarenta metros—donde poder decir, soy independiente y puedo comenzar una vida autónoma y completa.
No nos extraña, ésta es otra más, para seguir en una lucha entre dos grupos bien definidos, los padres de la patria y la nueva sociedad de los dos tercios que no son capaces de lograr un cambio y ahondar en los derechos sociales o ius naturales, otra vez se ve que se está pidiendo a gritos otra gran revolución como la francesa y otros Jacobinos, mientras: “Todos a la Cárcel” continuamos como en la época de Aznar, en la etapa del Señor Zapatero, que oye pero no escucha.
Después de leer a nuestro estimado Ministro del Interior –conocido por el Portavoz que nunca Miente- no dejo de recordar a mi profesor de Derecho penal Stampa Bran el cual decia: “Conoceréis a un país no por su derecho constitucional sino por su derecho Penal”, y en estos momentos –venimos sufriendo esto desde hace tiempo, gobierne quién gobierne—se ha dispuesto penalizar igual que hacía el generalísimo Franco – esto no es nuevo—a todos los ciudadanos que rebasen en nuestras carreteras ciertos límites de velocidad y no se han parado a pensar el colapso que va a significar para nuestra torpe y arcaica administración de justicia esta norma legal; El paso sustantivo a la llamada ley de “todos a la cárcel” mediante la figura penal del Delito contra la seguridad del tráfico no va aparejada con la realidad social de nuestros vehículos infraestructuras y velocidad viaria, ni con la realidad de un proceder claro de la DGT, que monopoliza todo en aras de una pretendida actuación que intuimos beneficia sólo a unos cuantos –como hizo siempre-- y en términos monetarios no eficientista y legal (Gestores administrativos, autoescuelas etc . Ver acuerdo CNAE, sobre cursos de reeducación vial)
Pretenden con ello –dicen—disminuir los muertos en nuestras carreteras –infamia y engaño—y al lado no contemplan la realidad social y el pésimo estado de nuestra red viaria, de la falta de adaptación de las vías a la velocidad por la que se puede circular por ellas –pésimo y anormal señalización y acomodación de la velocidad—y pretenden que nuestros jóvenes tengan todos el permiso de conducir –a precios prohibitivos, excepto para los hijos de los políticos—pero los meteremos a todos en las cárceles y con ello solucionaremos el problema ya grave de por sí y en la actualiadad.
Cada día me quedo más perplejo, nuestros jóvenes –sin la norma en cuestión—están pasando a diario por los juzgados y muchos van a parar a prisión, y creo que es por algo muy importante y que no se tiene en cuenta: Nuestros jóvenes, nuestro pueblo, ya no cree en las normas que regulan la vida social, nuestros jóvenes pasan de todo y carecen de valores, debido a la falta de ellos en los encargados de dar ejemplo, mediante el que aprenden vicariamente; nuestros jóvenes ya no creen en la participación para cambiar o motivar el progreso social y todo ello debido a la falta de ejemplos positivos y moralizantes, sobre todo de los encargados de legislar, ejecutar y juzgar, todo, todo es barriobajero y en interés de los que mandan y en perjuicio de los que obedecen.
Dicen, los sabios: “Un pueblo que carece de sentimientos y de amor a sus leyes y a sus encargados de mantenerlas es un pueblo en decadencia”, esto es lo que han logrado en la actualidad ,una clara y franca separación o divorcio, entre el pueblo y la clase dirigente política, los cuales sólo llaman al pueblo en período electoral para –alejados de la realidad—prometer para y luego olvidarse de lo prometido y del pueblo que los legitima, en fin para obtener grandes patrimonios dejando a nuestros jóvenes abandonados y sin un hueco –aunque sea de cuarenta metros—donde poder decir, soy independiente y puedo comenzar una vida autónoma y completa.
No nos extraña, ésta es otra más, para seguir en una lucha entre dos grupos bien definidos, los padres de la patria y la nueva sociedad de los dos tercios que no son capaces de lograr un cambio y ahondar en los derechos sociales o ius naturales, otra vez se ve que se está pidiendo a gritos otra gran revolución como la francesa y otros Jacobinos, mientras: “Todos a la Cárcel” continuamos como en la época de Aznar, en la etapa del Señor Zapatero, que oye pero no escucha.
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