16 feb 2008

En el congreso de ASIGC, dos diputados quedaron con el culo al aire, la realidad de nuestro país, los políticos que sólo saben vivir de la política.


Dos diputados del PSOE y PP en apuros: compuestos y sin programa delante de la mismísima Benemérita.


El Confidencial.-
Está visto que los políticos son muy poderosos y siempre se hacen los gallitos... excepto cuando se topan con la Guardia Civil. Entonces, delante del señor del tricornio y mostacho denso, se callan, y a lavar y guardar la ropa. Que la Benemerita es mucha Benemérita.
Para los señores diputados, el Congreso es una especie de burbuja protectora donde la lengua que se habla es la políticamente correcta que comparten con sus frecuentes invitados, los periodistas, creando ese ambiente cortesano de amistades a cambio de exclusivas. El problema viene cuando los políticos tienen que enfrentarse a los ciudadanos, cara a cara. Entonces, sus interminables elocuciones vacías de contenido no sirven, no contentan, porque el ciudadano pide respuestas concretas, compromisos. Nada de ambigüedades.
Y en esas se vieron dos diputados de Murcia, el socialista Carlos Gónzalez Serra y el popular Alberto Garre cuando, invitados a un congreso de la Asociación Independiente de la Guardia Civil (ASIGC), llegó el turno de preguntas. Previamente, Gónzalez Serra había declamado las maravillas de las nuevas leyes de asociación y régimen disciplinario que mejoraban las condiciones laborales de los agentes, impulsadas por el Ministerio que regenta Alfredo Pérez Rubalcaba, y compartió con Alberto Garre su total e indiscutible apoyo al cuerpo de la Benemérita. Aplausos y palmaditas. Hasta aquí todo normal.
El problema vino cuando uno de los agentes presentes les recordó que, en definitiva, no habían dicho nada: “A ver, ¿ustedes (socialistas) qué es lo que van a hacer con respecto a la designación de destinos, la falta de plantilla y el injusto sistema retributivo? ¿Y ustedes (populares)?, tanto que hablan ahora... estuvieron ocho años en el Gobierno y no hicieron nada”. “Eso, eso, que prometen mucho y luego nada, ustedes no hacen nada”, apostilló un compañero.
Gónzalez Serra empezó a removerse en su silla. La cara se tornó del color de la rosa que representa su partido. Sudando y sin saber si quitarse la americana o dejarla estar agarró el micrófono y manifiestamente molesto contestó: “Yo es que de haberlo sabido... de haberlo sabido le pido a mi partido el programa, que aún desconozco. Yo sólo había venido a darles la bienvenida a Murcia”. Garre tampoco se quedó atrás, igualmente “su programa se estaba terminando justamente ese fin de semana”. Mira tú por dónde.
Los guardias insistían: “Pero vamos a ver, algo sabrán ustedes de lo que van a hacer sobre estos asuntos”. En ese instante, salió al quite el presidente de ASIGC, Joaquín Parra, más acostumbrado a las negociaciones cortesanas y empezó a matizar las incisivas cuestiones que planteaban sus compañeros: “Bueno, no es que les estén atacando, sólo buscan que ustedes se comprometan... en fin, entiéndanlo”. El ambiente se podía cortar con un cuchillo y, finalmente, Parra zanjó el coloquio.
A la salida, unos estaban de parte de los señores diputados: “Hombre, es que este no era el foro adecuado para discutir”. Otros mostraban su indignación por el papelón de González Serra y Garre: “Ya les vale, mira que excusarse con que no conocen el programa”. Y, entre todos, la casa se quedó sin barrer. Sin embargo, quedó de manifiesto cuán lejos están algunos políticos del vulgo que, por cierto, les tienen que votar en un par de meses.

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