Teitaro Suzuki 1869-1966 el camino del Zen.
“Sentado en quietud, sin hacer nada, llega la primavera y la hierba crece sola.
La verdad esencial y profunda no puede expresarse con palabras, no es exclusiva de nadie, aquellos que saben no hablan y sólo hablan quienes no saben”
En cierta ocasión se hallaba Buda con sus discípulos en el monte del Buitre Sagrado, cuando se le acercó un venerable Brahmán y , ofreciéndole una bella flor de pétalos dorados , le rogó que le predicara el drama, es decir, la ley más elevada de la religión hindú. Buda tomó la flor y, manteniéndola en alto, la estuvo mirando durante un largo rato, en silencio. Al final, el Bienaventurado se sonrió. Se dice que esa sonrisa tal vez sea el origen del budismo Zen. Al referirse a esta historia, afirma Suzuki que tal sonrisa no era en modo alguno una sonrisa corriente, sino que procedía de lo más profundo de la naturaleza, “ En donde él mismo, Buda, y cuantos le acompañaban encontraban la raíz de su ser”. Las palabras sobran cuando se llega a ese punto. Lo único válido es la percepción directa, a través del abismo de la percepción humana.
“Cuando camines, limítate a caminar. Cuando estés sentado, siéntate. Pero, sobre todo, no vaciles, no le está proponiendo ninguna forma de abandono sino, por el contrario, todo un sistema de atención, de entrega total a lo que está haciendo.
Este maestro es uno de los más notables propagadores del Budismo Zen en Occidente.
“Sentado en quietud, sin hacer nada, llega la primavera y la hierba crece sola.
La verdad esencial y profunda no puede expresarse con palabras, no es exclusiva de nadie, aquellos que saben no hablan y sólo hablan quienes no saben”
En cierta ocasión se hallaba Buda con sus discípulos en el monte del Buitre Sagrado, cuando se le acercó un venerable Brahmán y , ofreciéndole una bella flor de pétalos dorados , le rogó que le predicara el drama, es decir, la ley más elevada de la religión hindú. Buda tomó la flor y, manteniéndola en alto, la estuvo mirando durante un largo rato, en silencio. Al final, el Bienaventurado se sonrió. Se dice que esa sonrisa tal vez sea el origen del budismo Zen. Al referirse a esta historia, afirma Suzuki que tal sonrisa no era en modo alguno una sonrisa corriente, sino que procedía de lo más profundo de la naturaleza, “ En donde él mismo, Buda, y cuantos le acompañaban encontraban la raíz de su ser”. Las palabras sobran cuando se llega a ese punto. Lo único válido es la percepción directa, a través del abismo de la percepción humana.
“Cuando camines, limítate a caminar. Cuando estés sentado, siéntate. Pero, sobre todo, no vaciles, no le está proponiendo ninguna forma de abandono sino, por el contrario, todo un sistema de atención, de entrega total a lo que está haciendo.
Este maestro es uno de los más notables propagadores del Budismo Zen en Occidente.
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