24 oct 2006

L corrupción por Felix Soria, amigo es la verdad quien lo dude que se documente.

Corrupción: ¡Han descubierto la sopa de ajo!

¿Qué pretenden quienes han convertido en noticia de última hora la corrupción urbanística en los ayuntamientos, como si de algo nuevo se tratara, como si la porquería marbellí fuera flor de un día? La corrupción en las instituciones, incluidas las locales, forman parte de la España real desde hace decenios. Al igual que el conflicto vasco y la existencia de ETA, la corrupción figura con letras de oro en la lista de cánceres heredados del franquismo. En tiempos del dictador, cuya sombra sigue oscureciendo algunos aspectos de la vida cotidiana de los españoles, casi todo era corrupción o estaba emponzoñado por ella. Hay ocasiones en que algún iletrado, o malintencionado, suelta ese latiguillo de que "con Franco estas cosas no pasaban".
¡Que rápido nos hemos olvidado de que Jesús Gil y Gil fue corresponsable de la muerte de veintitantas personas en Los Ángeles de San Rafael y que a los dos días fue indultado por el Caudillo! Sólo es un ejemplo cogido al albur. Hay muchos, muchos, muchos.
Con Franco había más mujeres agredidas y silenciadas, las listas de espera en los hospitales eran más largas y hasta el desenlace de la liga de fútbol profesional era más previsible.
Con Franco --hablo de cosas vividas-- había que tener un conocido en el Instituto Nacional de la Vivienda para acceder a un piso de protección oficial, había que disponer de un certificado de buen comportamiento del alcalde de barrio (todos ellos miembros del Movimiento Nacional) para ejercer determinadas laborales comerciales o profesionales, y hasta era necesario palanganear para que tu hijo fuera al colegio público más cercano a casa.
Por no hablar de las licencias de importación concedidas discrecionalmente y que constituyen la base de algunas de las actuales fortunas de España. Un día de estos habría que empezar a difundir los nombres y apellidos de quienes se hicieron de oro con exclusividades comerciales, desde licores hasta petróleo. ¿Grandes empresarios? Los había, pero eran más numerosas las licencias de importación, las concesiones altamente rentables y sin competencia... ¡Y la corrupción! Había corrupción a raudales.
Pues bien, de aquellos hábitos patrióticos, nepotistas y clientelares se derivan en gran medida los lodos actuales. Ser listo sigue estando bien visto. Y todos sabemos lo que significa ser listo...
Y ahora hay políticos que caen de la higuera, o eso dicen, y levantan la voz para alertar a la ciudadanía de que la corrupción es uno de los grandes males de la Administración local. ¡Han descubierto la sopa de ajo! Ya lo sabíamos. Lo sabemos mejor que ellos y lo sufrimos más que ellos. ¿O acaso creen que la gente es tonta e ignora, por ejemplo, que los principales beneficiarios de la ubicación de la estación del AVE de Guadalajara son los familiares del esposo de Esperanza Aguirre, esa señora que preside la comunidad autónoma de Madrid y que se las da de cristiana consecuente?
Ejemplos hay aquí y acullá, en casi todos los partidos. Pero lo que más molesta es que nos quieran hacer creer que el fenómeno es noticia. Pues no lo es, la única noticia es la identidad de los sinvergüenzas que engrosan la lista de corruptos conocidos. La corrupción está tan arraigada que lo realmente inquietante es que haya políticos sorprendidos, o que lo aparentan.
La sombra del franquismo y de sus beneficiarios es alargada. Y duradera.
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