Zapatero teme un batacazo en las europeas con una abstención histórica: más del 60% .
Las elecciones al Parlamento Europeo del próximo 7 de junio podrían elevar el listón de la abstención a un nivel que, además de romper todos los registros históricos, resultaría casi obsceno: más del 60% de los electores no acudirán ese día a las urnas, según los cálculos de participación que maneja el Gobierno y a los que ha tenido acceso El Confidencial.
Ese índice de apatía política, jamás alcanzado en España en unas elecciones de ámbito nacional, puede pasarle una costosa factura a José Luis Rodríguez Zapatero. El Gobierno teme, según las fuentes consultadas, que el generalizado malestar provocado por la crisis económica se traduzca en una desmovilización del electorado socialista y anime a los simpatizantes de la derecha a ejercer un voto de castigo contra Zapatero.
Las últimas elecciones europeas, celebradas en 2004 -el Parlamento de Estrasburgo se renueva cada cinco años-, ya arrojaron un índice de abstención escalofriante: un 54,06% del electorado no fue a votar. Ese porcentaje fue el más alto registrado en España en unos comicios de carácter nacional (generales, municipales y europeas) desde la plena restauración de la democracia, en 1977. Pero los sondeos de los que dispone el Gobierno pronostican que el próximo 7-J la participación será aún mucho más raquítica que en 2004 -apenas rozó entonces el 46%-, y podría no superar el 35%.
Pero no es la desbocada abstención el único elemento que puede jugar en contra de Zapatero. La tendencia, generalizada en el electorado de los países de la UE, de castigar en los comicios europeos al partido que gobierna, y sobre todo la magnitud de la recesión económica, hacen temer al Ejecutivo socialista una auténtica debacle electoral. Por si fuera poco, la cercanía de la cita con las urnas -faltan poco más de dos meses- apenas deja margen de maniobra al Gobierno para poner en marcha nuevas medidas anticrisis o, al menos, para que las ya aplicadas dejen notar sus efectos.
Es cierto que en 2004 el PSOE ganó las elecciones europeas siendo ya Zapatero presidente del Gobierno, convirtiéndose en la excepción que confirma la citada regla según la cual los electores pasan factura al partido instalado en el poder. Pero hay una explicación para esa anomalía: los comicios al Parlamento Europeo se celebraron el 13 de junio, es decir, sólo dos meses después de la primera victoria en las urnas de Zapatero, tras los traumáticos atentados terroristas del 11-M.
Nuevas circunstancias
El Ejecutivo socialista se benefició entonces de dos circunstancias que, con toda certeza, no se darán el próximo 7-J: por un lado, su bisoñez jugó a su favor, ya que el equipo de Zapatero, recién aterrizado en La Moncloa, no tuvo tiempo de sufrir el menor desgaste. Y por otro, esa misma cercanía de las generales provocó en las europeas un efecto de arrastre del voto que también favoreció al PSOE.
Lo que tanto el PSOE como el PP dan prácticamente por seguro es que las próximas elecciones europeas se decidirán en clave nacional, y que la política comunitaria influirá poco en los electores a la hora de decidir su voto. De hecho, la "falta de sentimiento europeo" fue la razón más esgrimida para justificar la escasísima participación en los comicios de 2004, según reveló una encuesta del Centro de Investigaciones Sociológicas (CIS) elaborada pocas semanas después.
El pasado martes, el Parlamento Europeo dio a conocer la campaña institucional que, bajo el lema Tú eliges, tratará de fomentar la participación en las elecciones del 7-J. La campaña cuenta con un presupuesto global de 18 millones de euros y ha sido lanzada simultáneamente en los 27 países miembros de la UE. Pero al menos en España ha pasado prácticamente inadvertida. Un indicio, sin duda, de que los sondeos de participación que maneja el Gobierno no van desencaminados.
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