SEIS PASOS PARA FORTALECER LA RESILIENCIA EN LOS CENTROS EDUCATIVOS. ESTRATEGIAS.
Autor: 2013-10-20 José Piñeiro Periorista y Dtor. VP.
Mitigar el riesgo
1. Vinculos Enriquecidos. Esto
implica fortalecer las conexiones entre los individuos y cualquier persona o
actividad prosocial, y se basa en pruebas indicativas de que los niños-as con
fuertes vínculos positivos incurren mucho menos en conductas de riesgo que los
que carecen de ellos. De manera análoga, la bibliografía sobre el cambio
escolar también hace hincapié en la necesidad de vincular a los discentes con
el rendimiento escolar y académico conectando a cada uno con su estilo de
aprendizaje elegido.
2. Los límites deben fijarse de
forma firme y clara. Consiste en elaborar e implementar
políticas y procedimientos escolares coherentes y responde a la importancia de
explicitar las expectativas de conducta existentes. Estas expectativas deben
incluir la de encarar las conductas de riesgo para l@s alumn@s y tendrán que
ser expresada por escrito y transmitidas con claridad, indicando los objetivos
que se espera cumplir.
3. Aprendizaje continuo, Enseñar
habilidades para la vida: cooperación, resolución de conflictos,
estrategias de resiliencia y asertividad, destrezas comunicacionales, habilidad
para resolver problemas y adoptar decisiones , y un manejo sano del estrés.
Enseñarlas y reforzarlas de forma adecuada ayudan al alumnado a
sortear los peligros de la adolescencia como son el alcohol, tabaco y otras
drogas. También son importantes para crear un medio que procure el aprendizaje
“significativo” de los alumn@s y ayude a los adultos a participar de
interacciones eficaces dentro de la escuela.
Construir resiliencia
4. Brindar afecto y apoyo: Esto
implica proporcionar respaldo y alientos incondicionales.
Es el más crucial de todos los elementos que promueven la
resiliencia y de hecho, parece casi imposible “superar” la adversidad sin la
presencia de afecto.
Este afecto no tiene que provenir necesariamente de los miembros
de la familia biológica. A menudo lo brindan, docentes, vecin@s, profesionales,
así como otras entidades. Los pares y hasta las mascotas pueden funcionar como
constructores de resiliencia para adultos y niñ@s.
Quienes intentan reformar la educación reconocen que un ambiente
afectivo es esencial como base de sostén para el éxito académico.
5. Transmitir y establecer
expectativas realista y elevadas. que
obren como motivadores eficaces (especialmente con aquell@s con aquell@s
escolares que cargan con uno o más “rótulos” o “etiquetas” ) cuyo objetivo sea
que las habilidades y potencial de alumnos y docentes se reconozca y estime.
6. Trasladar oportunidades de
participación significativas: Significa otorgar a la comunidad educativa
–alumos, personal escolar y familias- una alta cuota de responsabilidad por lo
que ocurre en la escuela, dándoles oportunidades para resolver problemas, tomar
decisiones, planificar metas y ayudar a otros. Que la enseñanza se vuelva más
“práctica”, el currículo sea más “pertinente” y atento al mundo real, y las
decisiones se tomen más a menudo en el lugar de trabajo con activa
participación de todos los miembros de la comunidad escolar permitiéndoles
participar.
La fuente original es de Henderson,Nan;
Milstein, Mike M., La
resiliencia en la escuela. Paidos, Barcelona, 2003.
Definición del término: La
resiliencia es el proceso de adaptarse bien a la adversidad, a un trauma, una
tragedia, una amenaza, o hasta fuentes de tensión significativa —como problemas
familiares o de relaciones, problemas serios de salud o factores estresantes
del trabajo o financieros. Significa “rebotar” como una bola o un resorte
después de una experiencia difícil. La investigación ha demostrado que la
resiliencia es ordinaria no extraordinaria. La gente comúnmente demuestra
resiliencia. Un ejemplo es la respuesta de los norteamericanos y las
norteamericanas a los ataques terroristas del 11 de septiembre de 2001 y sus
esfuerzos individuales para reconstruir sus vidas. Ser resiliente no quiere
decir que la persona no experimenta dificultades o angustias. El dolor
emocional y la tristeza son comunes en las personas que han sufrido grandes
adversidades o traumas en sus vidas. De hecho, el camino hacia la resiliencia
probablemente esté lleno de obstáculos que afectan nuestro estado emocional.