CHINA TIENE TODAS LAS PAPELETAS PARA
OCUPAR EL LUGAR DEJADO POR REPSOL YPF EN ARGENTINA (II)
(publicado
por ZaiChina el 23-04-2012)
Como predijo
ZaiChina el lunes (aún antes de que se anunciara la expropiación de
YPF), todo parece indicar que empresas chinas se harán cargo de explotar las
zonas petroleras que hasta ahora están en manos de Repsol. Así lo sugirió el
pasado martes el hombre más poderoso de la Argentina, mano derecha del
ex-presidente Néstor Kirchner desde el comienzo de su carrera política, actual
ministro de Planificación y flamante interventor de YPF, Julio de
Vido.
El superministro dijo que sería Sinopec la encargada de
invertir 10.000 millones de dólares en el recientemente descubierto yacimiento
de Vaca Muerta, que según el Departamento de Estado estadounidense
contiene una de las tres reservas de hidrocarburos más grandes del planeta. El
miércoles pasado, el Financial Times titulaba Repsol/YPF – the Chinese connection; El Mundo de España: Una empresa china podría sustituir a Repsol en la petrolera YPF y también los medios argentinos anunciaron la posible nueva implicación china
en el petróleo argentino.
Si bien Julio de Vido habló de
Sinopec, nosotros (que además de videntes somos tercos) aún creemos que Cnooc
tiene más oportunidades de ser la elegida (porque es socia del hombre más rico
del país, Carlos Bulgheroni), aunque es probable que finalmente ambas participen
en distintos emprendimientos. Sinopec y Cnooc son dos de las tres hermanas
petroleras chinas. La mayor, la China National Petroleum Corporation, aún no
tiene inversiones en el país. Entre las tres controlan cerca del 20% del
mercado mundial de hidrocarburos.
Mientras tanto, en Argentina
continúa el proceso de expropiación, que ya fue aprobado por la Cámara de
Senadores y está siendo estudiado por los diputados. Por su parte, el gobierno español (que
tijera en mano va recortando presupuesto en salud, educación y cultura) se
esmera en la defensa de los intereses de la multinacional Repsol. El
apoyo de Europa a España fue claro esta semana, en la que una delegación de la
Unión Europea canceló un viaje programado a Buenos Aires y el viernes el
Parlamento Europeo propuso quitarle las ventajas arancelarias a la Argentina.
Y, como era de esperar, fue Reino Unido el país que más enfáticamente defendió
la postura de Repsol (aunque pensando en las Islas Malvinas). El apoyo de
Estados Unidos es menos claro. Hillary Clinton fue ambigua al manifestarse
sobre el tema, aún cuando el canciller español le solicitó personalmente su
apoyo.
Tanto la solidaridad de la UE como
la ambivalencia de EE.UU. no pueden sorprendernos. Al apoyar a Repsol, Europa
no sólo apoya a una empresa española, apoya a una empresa europea. Fue a través
del exitoso plan ideado por
Felipe González a fines de los años 80 que España se ha encargado de canalizar
fondos europeos a Latinoamérica, especialmente a través de multinacionales
que hasta ese momento eran
empresas intrascendentes o inexistentes. Las actuales multinacionales españolas
tienen también capitales ingleses, franceses e italianos. Si bien
Estados Unidos es un socio tradicional de Europa, se trata de un país que
piensa más en el futuro que en el pasado. Y el futuro es la sociedad entre Estados Unidos y China.
Es indudable que Argentina hizo un
movimiento temerario en un momento en que la corporación petrolera
internacional pretende una vez más jugar con el destino de la humanidad,
aumentando el precio de la materia prima de los combustibles cuando la
globalización pasa por su mayor crisis, y provocando así un efecto combinado e
inédito de inflación y recesión a nivel mundial, afectando claramente a las
clases trabajadoras del planeta.
Haciendo
un repaso por las guerras de los últimos años, tenemos Irán-Irak,
Irak-Kuwait-EEUU. Aliados-Irak, Aliados-Afganistán, Libia, Sudán, Siria.
Hidrocarburos por donde se mire. En este proceso, el precio del petróleo no ha hecho más que aumentar desde
los ocho dólares de 1998 hasta los 120 dólares de 2012 (llegando a un
pico de 140 dólares antes del comienzo de la crisis del 2008).
El ex secretario general de la OTAN,
Javier Solana, el español que más claramente representa los intereses de las
corporaciones occidentales y ex miembro del equipo que en nombre de la
“comunidad internacional” negocia con Irán límites en el desarrollo de su
energía nuclear, escribió el pasado jueves un artículo titulado ¿La última oportunidad para Irán?. En él explica que Israel quiere
atacar Irán antes de que pueda desarrollar armas atómicas, mientras que Barack
Obama pretende calmar a los israelíes al menos hasta después de las elecciones.
Actualmente se está realizando una nueva ronda de negociaciones (que se piensa
será la última) entre el Consejo de Seguridad e Irán para convencerlo de que
desista del programa de enriquecimiento de uranio. Pero las cosas no hacen más
que complicarse. Las sanciones internacionales han provocado una fuerte
devaluación de la moneda e inflación en Irán, donde el Presidente Ahmadinejad
además de enfrentar a occidente e Israel debe contener al fanático ayatolá
Khamenei.
Si
finalmente Israel ataca a Irán, el precio del petróleo se elevaría hasta
niveles nunca antes conocidos, provocando
un inmediato desastre en todos los países importadores de hidrocarburos. China
sería seriamente afectada ya que depende en gran parte del petróleo del Golfo
Pérsico. En este contexto, la decisión argentina no puede ser más acertada. El
discurso del gobierno español, inglés, mexicano y del mismo Banco Mundial, en
el sentido de que se están violando garantías jurídicas y que esto afectará las
inversiones extranjeras del país, le importa poco a los gobernantes argentinos
porque ya sabe quién vendrá a invertir. Y menos le importa a China, el único
país capaz de afectar seriamente la economía argentina, si se lo propone
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