Los ciudadanos que exigimos un cambio radical en su estructura lo hacemos porque sabemos que su actual modo de organizarse y de gestionar sus equipos humanos, materiales y sus recursos son ineficaces e ineficientes y no garantizan, sólo para la fachada, un servicio público moderno y real con la sociedad actual, para muestra... por fin alguíen se atreve a publicar , lo hizo el diario confidencial, cómo se falsifica un título de capacitación y lo más grave de este penoso asunto es que como siempre no va a pasar nada, es la Guardia Civil, un Estado dentro de un Estado, y demos gracias a la Institución porque nos garantiza la existencia del estado, señores hay que cambiar la mentalidad y darse cuenta que el sindicato de Coroneles debe ser un protector a eliminar, nadie está fuera de la constitución y mucho menos si están protegiendo a la misma para sus propios intereses.
El radar en la carretera, ese enemigo que acecha en cualquier punto kilométrico, no tiene quien le entienda. La mayoría de los guardias civiles de Tráfico o no tienen título que acredite su formación para operar con cinemómetros o, si lo tienen, es sencillamente falsificado. ¿Y quién se ha dedicado a emitir diplomas de mentira? Ni más ni menos que los propios mandos de la Guardia Civil, no vaya a ser que el ciudadano pida papeles y haya que sobreseer miles de multas... que son muchos los duritos ya recaudados.
Como muestra, un botón. En el destacamento de Tráfico de Talavera de la Reina se han expedido siete certificados falsos. Así, como el que no quiere la cosa. Uno de estos documentos, a los que ha tenido acceso El Confidencial, se puede ver en la imagen. En otros lugares, como el subsector de Cáceres, ni títulos de verdad ni de mentira: “Allí ningún agente posee formación para cinemómetros de ningún tipo”, aseguran fuentes de la Benemérita.
Lo grave es que ambos casos, según las asociaciones de guardias civiles, se pueden extrapolar a toda España. Para más inri, expedir certificados o diplomas falsos está tipificado como delito en el Código Penal... Así da ejemplo la autoridad.
Las normas internas de la Benemérita (ver texto) exigen que los guardias civiles de Tráfico tengan la formación necesaria para poder operar con rádares, esto es, saber interpretar los fotogramas y asegurarse del correcto funcionamiento del aparato.
Antes de recurrir, los multados exigen normalmente ver la foto realizada por el cinemómetro para comprobar que, efectivamente, es su vehículo y la documentación del aparato para asegurarse de que estaba en perfectas condiciones. De los que tienen que interpretar la infracción, es decir, de los guardias, no se acuerdan... por el momento. Por esta razón, los jefes del Subsector de Talavera se han apresurado a cubrirse las espaldas.
“Sólo en 2005 se expidieron en Toledo 2.045 multas, una cifra similar en 2006... a 140 euros como mínimo, el resultado son muchos euros que habría que devolver”, explica un agente allí destinado, “yo mismo pedí la formación necesaria y a la segunda vez que acudí a mi superior me dio un certificado y aseguro que no he asistido a ningún curso”.
Da la casualidad de que fue en Talavera donde el jefe del sector de Tráfico abroncó a sus efectivos por no traer suficientes multas y les amenazó con dejar de recibir las retribuciones extra en el caso de que no llegaran a un mínimo establecido (ver noticia). Palabras que fueron grabadas por uno de los guardias presentes y de las que este diario tiene testimonio en un CD.
El temor de los mandos de Tráfico ante las posibles multas recurridas no es a nivel individual, “porque el proceso contencioso administrativo le sale al ciudadano por más del dinero que recuperaría”. El verdadero miedo es que un grupo de conductores despierte y constituya una plataforma desde la que llevar a cabo sus reivindicaciones.
Ya saben, tomen nota.
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